Hernia: Un problema de esfuerzo
Se calcula que las hernias son siete veces más frecuentes en hombres que en mujeres: el 5% de los hombres adultos desarrollan una a lo largo de su vida. La mayoría ha visto una alguna vez pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de hernias?
¿Qué es una hernia?
Todos hemos escuchado la misma historia alguna vez: “el amigo de un amigo levantó un objeto demasiado pesado y, en consecuencia, le salió una hernia”. La verdad tras esta condición, sin embargo, es un tanto más compleja.
Tipos de hernia
Existen diferentes tipos de hernias y sus nombres dependerán de la zona del cuerpo en la que aparezcan. Están, por ejemplo, las hernias umbilicales, que se encuentran a nivel del ombligo, las femorales, que se ubican bajo el pliegue inguinal, entre otras. Las hernias inguinales, por su parte, se ubican en la región de la ingle. “Estas aparecen por defectos de la pared abdominal, en la región inguinal. Son producidas por zonas débiles en los músculos abdominales. A través de estas pueden protruir (sobresalir de sus límites naturales) órganos intraabdominales como el intestino delgado, el colon o la vejiga, dando como resultado un bulto en la región de la ingle, que puede ser doloroso al hacer esfuerzo”, explica el cirujano Walter Rodríguez, de la Clínica San Juan Bautista.
Volvamos a la historia. Al amigo de un amigo le salió una hernia. ¿Estas solo se originan por un esfuerzo desmesurado? “Un esfuerzo intenso puede ser la gota que rebalsa el vaso. El estreñimiento crónico, los problemas de obstrucción de la vía urinaria y la tos crónica, son gotas que en el transcurso del tiempo van llenando el vaso. Un evento intenso puede hacer que se haga evidente la hernia en un paciente con la pared abdominal debilitada”, agrega el doctor.
Una vez presentes, las hernias limitan la actividad física y sexual, ya que comprometen diversos órganos intraabdominales como el intestino delgado, el intestino grueso y la vejiga, y son las causantes de un dolor que se produce con el esfuerzo o la simple deambulación.
¿Una hernia es peligrosa?
Las hernias tienen niveles de peligrosidad. Pueden no dar molestias y solo mostrarse como un bulto que aparece al momento de hacer esfuerzo o ponerse de pie, y desaparecer cuando se está recostado (hernia no complicada); o pueden causar dolor a nivel del mismo bulto, hinchazón e, incluso, vómitos (hernia estrangulada). “En la medida que el defecto (orificio) sea mayor, la posibilidad de que los intestinos puedan ser atrapados en el saco de la hernia es mayor, pudiendo llegar a estrangularlos, es decir, a interrumpir el suministro de sangre a esa porción de intestino comprometido.
En casos más extremos, el estrangulamiento puede generar gangrena, la perforación del órgano y, en consecuencia, el riesgo de sufrir una peritonitis: causa de muerte por infección generalizada”, explica el especialista. “No se puede predecir cuál hernia se podrá estrangular, es por ello que toda hernia diagnosticada debe ser operada para evitar complicaciones”.
¿Cómo tratar una hernia?
El tratamiento deberá ser quirúrgico; existen dos técnicas: la convencional y la laparoscópica. En la primera, se realiza una incisión o corte en la ingle hasta ubicar el defecto y el saco. Se empuja el contenido de la hernia al interior del abdomen y luego se repara el defecto con una malla sintética. La segunda, por el contrario, es una técnica mínimamente invasiva. El cirujano opera a través de incisiones pequeñas en el abdomen, por donde inserta una cámara. Ubica el defecto y lo repara colocando una malla sintética que cubre el orificio de la pared abdominal. “La elección de la técnica va a depender de cada paciente, de si presenta enfermedades cardiacas o pulmonares asociadas y del tamaño y complejidad de la hernia”, aclara el especialista.
Una vez intervenido el mal, la recuperación se logra rápidamente, “sobre todo con la técnica laparoscópica, pero se recomienda evitar los esfuerzos intensos hasta los tres meses y acudir puntualmente a los controles post operatorios con el cirujano”, agrega el doctor Rodríguez. Progresivamente, se retomará la capacidad para realizar actividades físicas con normalidad.
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DETECTARLO EN CASA
Estando de pie, coloque su mano sobre la región de la ingle. Puje sostenidamente. Lo normal es que toda la pared abdominal se levante uniformemente. En caso de una hernia, sentirá dolor o verá la aparición de un bulto en la zona inguinal.
UN CASO PARTICULAR
Las hernias inguinales también pueden ser congénitas. “En el caso de los hombres se producen porque, en el feto, la abertura de la ingle -que permite que los testículos bajen al escroto- no se cierra por completo al nacer. En el caso de las mujeres, el afectado es el ligamento redondo del útero a través del conducto inguinal. Se estima que esto ocurre en el 2% de todos los niños y son más frecuentes en varones”, explica el cirujano.