EL OLVIDO QUE SEREMOS
Con la llegada de la ancianidad, nuestra salud mental sufre de algunas enfermedades que varían en su gravedad.
Aunque la lucidez no se pierde con los años necesariamente, existe su opuesto que merece atención especial.
El cuerpo humano cambia a través de los años y va siendo mermado en sus potencias. Es su destino inexorable. En la ancianidad aparecen enfermedades ligadas a la salud mental, y entre ellas las que tienen no solo mayor incidencia sino también mayor gravedad, son las demencias.
El Alzheimer tiene causas que son desconocidas, aunque se especula que haya un factor genético gravitante, y como todo tipo de demencia es lamentablemente una enferme- dad incurable y degenerativa. La pérdida progresiva de la memoria, el desarrollo de conductas agresivas o antisociales, llevan finalmente a que el paciente se aísle pues es incapaz de funcionar en grupo o no entiende lo que está ocurriendo a su alrededor.
Aparte del Alzheimer, otras enfermedades antes conocidas como seudodemencias, y ahora mayormente denominadas como trastornos neurocognitivos mayores, tienen su origen en enfermedades como las alteraciones de la tiroides o la tuberculosis que afectan al cerebro, pero que a diferencia del Alzheimer sus progresos son menos violentos.
Siempre se debe apuntar a que el adulto mayor lleve una vejez saludable, es decir sin dolores (artrosis o diabetes) y, sobre todo, que se tenga un “compromiso de vida”, es decir que el individuo no asuma que esos años son para vivirlos sentado frente al televisor, sino para ocuparse en actividades que le resulten gratificantes.
EL alzheimer NO PUEDE CON LA MÚSICA
Un interesante documental sobre la música y el olvido. En Netflix. En 2014, el director estadounidense Michael Rossato-Bennett realizó el documental Alive Inside (Vivo por dentro), en el que demostraba cómo pacientes con alzheimer lograban conectar con sus recuerdos a través de la música. Si bien esto no supone una cura, pero sí.una terapia a través del sonido, el documental demuestra que al parecer nuestra memoria musical está alojada en el lóbulo temporal, una parte del cerebro que resistiría mejor el castigo de la enfermedad.